"Prepárate para ser sorprendido", reza el lema de Cosmópolis, a lo largo de la adaptación esperada de David Cronenberg de la novela de Don DeLillo, y dado el hecho de que el ídolo adolescente Robert Pattinson adorna los carteles, mientras una bestia cae encima de la limusina, se tiene la sensación de que es su interpretación la que nos dirige. Él es sin duda la mayor estrella del momento, lanzado desde una relativa oscuridad a la luz cegadora a través de la saga de Crepúsculo, y la legión de fans que ha logrado acumular. La preocupación de Pattinson en ser tan estrechamente vinculado (encasillado) a Crepúsculo, aunque hay signos de disminuir, más difícil será para él elaborar una carrera cuando la franquicia, inevitablemente, termine.
Felicitaciones a él, entonces por hacer Cosmópolis, oscura, con un cambio desafiante y radical de ritmo dirigida por David Cronenberg. Voy a ir directo al grano: La película es una obra de arte absoluta, y el rendimiento de Robert Pattinson es poco menos que impresionante.
"Quiero hacerme un corte de pelo" el joven multimillonario Eric Packer (Pattinson) exige en el inicio de la película. "El Presidente está en la ciudad, las calles se eliminarán del mapa" su seguridad le advierte. A Packer no le importa. Él quiere conseguir un corte de pelo, y que quiere llegar al otro lado de la ciudad. Él es un multimillonario, que consigue lo que quiere, el mundo gira en torno a él y él a solas.
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