Kristen Stewart habla de 'On the Road' con Carla Meyer de Bee
Conocer a Kristen Stewart es querer defenderla.
Una joven apariencia de 22 años, ella es prácticamente todavía una niña. Sus características parecen aún más delicadas de lo que son en la pantalla, y está desprovista de arrogancia, a pesar de la chaqueta de cuero negro que lleva para una entrevista sobre "On the Road". La película adapta la clásica novela de Jack Kerouac de 1957 rastreando la emoción y buscando la verdadera experiencia de Kerouac y sus compañeros inconformistas de la Generación Beat de postguerra.
Stewart está entusiasmada, consciente incluso, al hablar de su personaje, Marilou - suplente en la ficción de Lu Anne Henderson, esposa adolescente de la musa de Kerouac, Neal Cassady - en "On the Road", la cual hoy comienza una función de tres días en Sacramento's Crest Theatre y está disponible en vídeo On-demanda.
"Ella era mucho más que una parte equitativa" de los viajes por carretera que inspiraron la novela de Kerouac, dijo de Henderson. "Era una pareja formidable para (Cassady). Ella era su contraparte en esa clase de vida loca".
Stewart primero se unió al proyecto a los 17, después de que se reuniera con el director Walter Salles ("Diarios de Motocicleta") para discutir la interpretación de Marilou. Había leído la novela a los 15. Su historia de curiosos jóvenes buscando espíritus afines la habló, dijo Stewart.
"Lo que me encantó acerca de este libro es eso (esas crónicas) una época en la que tenias una clase de búsqueda y conseguías elegir tu entorno", dijo ella. "Tienes la oportunidad de encontrar a esas personas que te conmueven y también te hacen ser consciente de esas cosas sobre ti mismo que también te impactan y te sorprenden."
Mientras ella discute este apasionado proyecto, Stewart jamás sale huraña, malhumorada o abatida, como se dice de ella en entrevistas de televisión. Es difícil reconciliar con esta agradable mujer joven con la única que dibuja los niveles de escarnio al estilo de Lohan en la blogosfera, a pesar de que su reputación no es una fiestera en exceso o de las que lloran en salas de tribunales.
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