La estrella vampiro no se contiene cuando se trata de su imagen. Su última película, “Cosmopolis” transcurre en una limusina, donde diariamente vive con exámenes de próstata y las visitas de clientes.
Robert Pattinson está caminando con una taza de café en una mano, una chupeta roja en la en el restaurante del hotel, en la azotea de Cannes. Se las ingenia para no parecerse a una estrella de cine que es muy inteligente, porque todo el mundo sigue las estrellas de películas en Cannes, y es como si casi se pudiese sentir el aire agriertarse por la electricidad estática.
Pero eso no parece molestar a este hombre británico de 26 años de edad. Él habla, se ríe y se emociona, y a menudo parece, francamente, como si fuera unos años menor y no un joven veterano con experiencia de una docena de películas.
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