Traducción
Fantasmas y fantasías
Después de Sils Maria, el cineasta Olivier Assayas se reencuentra con Kristen Stewart por Personal Shopper, prevista para salir en primavera. Reportaje realizado en el rodaje.
Hace muy bueno esta mañana en el bosque de Boulogne. Sin embargo, el otoño está avanzado aunque el sol brilla y tiñe de todos los tonos de oro, de carmín y de rojo los árboles centenarios que bordean el lago en la parte baja del bosque y rodean su pequeña isla. Decenas de corredores corren a ritmos diversos; solo algunos ralentizan su marcha, intrigados por un menaje inusual. Arcos de luz artificial inundan una pequeña barca amarrada en la orilla, una trentena de hombres y de mujeres deambulan con walkies-talkies. Sentado sobre el suelo en una pequeña plataforma con un monitor de vídeo apoyado en sus rodillas, Olivier Assayas se concentra en la última toma de su nueva película, Personal Shopper.
El pelo corto y estirado hacia atrás, chaqueta de cuero con cuello de piel, pantalones negros ajustados, polo Lacoste negro sobre una camiseta negra de mangas largas, zapatillas altas blancas, tomboy en la última fase de la deglamurización, Kristen Stewart a penas se distingue del equipo técnico que la rodea y con quienes parece mantener una complicidad cordial. Ella lo conoce bien: el equipo es casi idéntico al de Sils Maria, la película anterior de Olivier Assayas que le ha dado un César en febrero de 2015. Incluso su guardaespaldas es el mismo. un alemán gigante de nombre Hannibal, que vigila de reojo a la pequeña decena de paparazzis que, escondidos detrás de los arbustos, persiguen a la estrella de la mañana a la noche.
La personal shopper del título es Kristen, una joven americana instalada en Paris para trabajar en la industria de la moda convertida en la esclava de una top model reputada. Una figura de la prole en un ambiente inundado de dinero donde la explotación está adornada con atuendos glamurosos. "Al principio de la película", cuenta Olivier Assayas, "había una vaga idea que rondaba mi cabeza durante algún tiempo: las ganas de contar la trayectoria de una persona que detesta el trabajo que hace. Está vinculada con el mundo material más brutal que existe. De golpe, ella encuentra una salvación en el mundo de la abstracción y de las ideas." De hecho, a lo largo de la cinta, entre un thriller fantástico y una película de miedo, el personaje se sumerge en un universo cada vez más esotérico, rodeado por fantasías y fantasmas.
Esta mañana, con la barca como escenario, tiene lugar un photoshoot para una revista de moda. El fotógrafo Benoît Peverelli se interpreta un poco a sí mismo, como lo había hecho ya en Sils Maria (donde él fotografiaba a Juliette Binoche para un anuncio de Chanel "y en un giro de la historia, me acuesto también con Kristen Stewart", bromea entre dos tomas). Su personaje se impacienta debido a que la top model esperada no ha llegado. La coordinadora del photoshoot está interpretada por Calypso Valois, hija de Elli y Jacno. dúo electro-pop cuyos primeros clips realiza Assayas en los años 80. "Es un poco vertiginoso grabar con Calypso adulta. En un cortometraje de mis inicios, Laissé grabado en Tokio, Elli estaba embarazada de ella."
Cámara. Acción. Kristen Stewart corre hacia Calypso Valois disculpándose. Su jefa no se ha despertado, tal vez llegará pronto. Calypso lleva a Kristen Stewart hacia la barca iluminada por lámparas falsas, iluminadas a su vez por las del rodaje. El fotógrafo que, para matar el tiempo, fotografía a su asistente, un hípster con barba y un gorro, propone a la personal shopper ocupar el lugar de la top model mientras esperan. Calypso Valois la sujeta por el brazo para que ella entre en la barca y la pequeña asistente nerviosa entra en la burbuja de luz. Corten. Gente corriendo de un lado para otro, cambio de lugares, cuerpos inquietos, jadeantes, y una cámara flexible y fluida que desaparece entre todo eso: incluso desde el principio se reconoce la música particular, la química propia del cine de Olivier Assayas.
Las tomas prosiguen, El cineasta es feliz con los colores del otoño del bosque. Como casi todos los días. Charles Gillibert, su productor, se pasa por el rodaje. Después de tres largos meses de embrollos sin fin del proyecto americano de Olivier Assayas, una película de gánsters con Robert de Niro y Robert Pattinson, interrumpido bruscamente a algunos días del rodaje y tras invertir varios millones, él se alegra de que el cineasta haya sido capaz de recuperarse tan rápido con una película escrita en algunas semanas. Kristen Stewart camina en círculos concentrada. El operario jefe Yorick Le Saux nos cuenta que, entre las tomas, ella mira en si iPhone pequeños videos de YouTube de animales. "Nada de cosas estúpidas para hacer reír. Más bien imágenes de documentales de monos, perros, gatos... Tengo la impresión de que ella intenta comprender como se mueven. Es divertido porque pienso también que tiene un lado salvaje , una atención muy aguda con todo lo que pasa alrededor de ella, un instinto animal." Él describe también su intensidad particular, su vitalidad de ejecución y esa capacidad que ella tiene de "volverse viva, interesante, a menudo conmovedora, el plano de una mujer abriendo una puerta, se quita una chaqueta, mira su teléfono". Volvemos a pensar en los primeros planos de Sils Maria, en los que ella soluciona los problemas de agenda de actriz al teléfono deambulando en un pasillo de un tren donde, mientras nosotros no sabemos que pasa. algo nos atrapa.
Por la tarde el equipo se instala al pie de un edificio de lujo del distrito XVI y graba un plano donde la actriz sale corriendo, aparentemente alterada y se sube a su scooter para esfumarse. Los paparazzis son ahora una trentena. Chicas jóvenes, no adolescentes, pero ex-fans de Crepúsculo, han conseguido la información del lugar del rodaje e intentan aproximarse.
Algunos días más tarde, nos reencontramos con el equipo a Sèvres. En un café, Kristen da la réplica a la joven cómica Sigrid Bouaziz, Pascal Rambert y Audrey Bonnet. Su conversación es susurrada, profunda, equilibrado sobre un misterio. Se trata de un pintor sueco Hilma af Klint, que toda su vida ha pintado retratos y paisajes. Además, muchos años antes de Malevitch, ella empezó a pintar cuadros no figurativos, a invertar la abstracción, pero sin que nadie lo sepa. La idea habría llegado a él por la practica del espiritismo. El nuevo rostro de Kristen se balancea en un tono meditativo.
Según las tomas, la actriz hace un uso variable de una cerilla que ella mordisquea o que mueve nerviosamente entre sus dedos. Su mirada se sumerge en las cosas fuera de plano, aportándola algo espiritual e invisible. Pero no sabremos nada más, antes de primavera, de las fuerzas esotéricas que prevalecen en esta tormentosa e inquietante personal shopper.
Fantasmas y fantasías
Después de Sils Maria, el cineasta Olivier Assayas se reencuentra con Kristen Stewart por Personal Shopper, prevista para salir en primavera. Reportaje realizado en el rodaje.
Hace muy bueno esta mañana en el bosque de Boulogne. Sin embargo, el otoño está avanzado aunque el sol brilla y tiñe de todos los tonos de oro, de carmín y de rojo los árboles centenarios que bordean el lago en la parte baja del bosque y rodean su pequeña isla. Decenas de corredores corren a ritmos diversos; solo algunos ralentizan su marcha, intrigados por un menaje inusual. Arcos de luz artificial inundan una pequeña barca amarrada en la orilla, una trentena de hombres y de mujeres deambulan con walkies-talkies. Sentado sobre el suelo en una pequeña plataforma con un monitor de vídeo apoyado en sus rodillas, Olivier Assayas se concentra en la última toma de su nueva película, Personal Shopper.
El pelo corto y estirado hacia atrás, chaqueta de cuero con cuello de piel, pantalones negros ajustados, polo Lacoste negro sobre una camiseta negra de mangas largas, zapatillas altas blancas, tomboy en la última fase de la deglamurización, Kristen Stewart a penas se distingue del equipo técnico que la rodea y con quienes parece mantener una complicidad cordial. Ella lo conoce bien: el equipo es casi idéntico al de Sils Maria, la película anterior de Olivier Assayas que le ha dado un César en febrero de 2015. Incluso su guardaespaldas es el mismo. un alemán gigante de nombre Hannibal, que vigila de reojo a la pequeña decena de paparazzis que, escondidos detrás de los arbustos, persiguen a la estrella de la mañana a la noche.
La personal shopper del título es Kristen, una joven americana instalada en Paris para trabajar en la industria de la moda convertida en la esclava de una top model reputada. Una figura de la prole en un ambiente inundado de dinero donde la explotación está adornada con atuendos glamurosos. "Al principio de la película", cuenta Olivier Assayas, "había una vaga idea que rondaba mi cabeza durante algún tiempo: las ganas de contar la trayectoria de una persona que detesta el trabajo que hace. Está vinculada con el mundo material más brutal que existe. De golpe, ella encuentra una salvación en el mundo de la abstracción y de las ideas." De hecho, a lo largo de la cinta, entre un thriller fantástico y una película de miedo, el personaje se sumerge en un universo cada vez más esotérico, rodeado por fantasías y fantasmas.
Esta mañana, con la barca como escenario, tiene lugar un photoshoot para una revista de moda. El fotógrafo Benoît Peverelli se interpreta un poco a sí mismo, como lo había hecho ya en Sils Maria (donde él fotografiaba a Juliette Binoche para un anuncio de Chanel "y en un giro de la historia, me acuesto también con Kristen Stewart", bromea entre dos tomas). Su personaje se impacienta debido a que la top model esperada no ha llegado. La coordinadora del photoshoot está interpretada por Calypso Valois, hija de Elli y Jacno. dúo electro-pop cuyos primeros clips realiza Assayas en los años 80. "Es un poco vertiginoso grabar con Calypso adulta. En un cortometraje de mis inicios, Laissé grabado en Tokio, Elli estaba embarazada de ella."
Cámara. Acción. Kristen Stewart corre hacia Calypso Valois disculpándose. Su jefa no se ha despertado, tal vez llegará pronto. Calypso lleva a Kristen Stewart hacia la barca iluminada por lámparas falsas, iluminadas a su vez por las del rodaje. El fotógrafo que, para matar el tiempo, fotografía a su asistente, un hípster con barba y un gorro, propone a la personal shopper ocupar el lugar de la top model mientras esperan. Calypso Valois la sujeta por el brazo para que ella entre en la barca y la pequeña asistente nerviosa entra en la burbuja de luz. Corten. Gente corriendo de un lado para otro, cambio de lugares, cuerpos inquietos, jadeantes, y una cámara flexible y fluida que desaparece entre todo eso: incluso desde el principio se reconoce la música particular, la química propia del cine de Olivier Assayas.
Las tomas prosiguen, El cineasta es feliz con los colores del otoño del bosque. Como casi todos los días. Charles Gillibert, su productor, se pasa por el rodaje. Después de tres largos meses de embrollos sin fin del proyecto americano de Olivier Assayas, una película de gánsters con Robert de Niro y Robert Pattinson, interrumpido bruscamente a algunos días del rodaje y tras invertir varios millones, él se alegra de que el cineasta haya sido capaz de recuperarse tan rápido con una película escrita en algunas semanas. Kristen Stewart camina en círculos concentrada. El operario jefe Yorick Le Saux nos cuenta que, entre las tomas, ella mira en si iPhone pequeños videos de YouTube de animales. "Nada de cosas estúpidas para hacer reír. Más bien imágenes de documentales de monos, perros, gatos... Tengo la impresión de que ella intenta comprender como se mueven. Es divertido porque pienso también que tiene un lado salvaje , una atención muy aguda con todo lo que pasa alrededor de ella, un instinto animal." Él describe también su intensidad particular, su vitalidad de ejecución y esa capacidad que ella tiene de "volverse viva, interesante, a menudo conmovedora, el plano de una mujer abriendo una puerta, se quita una chaqueta, mira su teléfono". Volvemos a pensar en los primeros planos de Sils Maria, en los que ella soluciona los problemas de agenda de actriz al teléfono deambulando en un pasillo de un tren donde, mientras nosotros no sabemos que pasa. algo nos atrapa.
Por la tarde el equipo se instala al pie de un edificio de lujo del distrito XVI y graba un plano donde la actriz sale corriendo, aparentemente alterada y se sube a su scooter para esfumarse. Los paparazzis son ahora una trentena. Chicas jóvenes, no adolescentes, pero ex-fans de Crepúsculo, han conseguido la información del lugar del rodaje e intentan aproximarse.
Algunos días más tarde, nos reencontramos con el equipo a Sèvres. En un café, Kristen da la réplica a la joven cómica Sigrid Bouaziz, Pascal Rambert y Audrey Bonnet. Su conversación es susurrada, profunda, equilibrado sobre un misterio. Se trata de un pintor sueco Hilma af Klint, que toda su vida ha pintado retratos y paisajes. Además, muchos años antes de Malevitch, ella empezó a pintar cuadros no figurativos, a invertar la abstracción, pero sin que nadie lo sepa. La idea habría llegado a él por la practica del espiritismo. El nuevo rostro de Kristen se balancea en un tono meditativo.
Según las tomas, la actriz hace un uso variable de una cerilla que ella mordisquea o que mueve nerviosamente entre sus dedos. Su mirada se sumerge en las cosas fuera de plano, aportándola algo espiritual e invisible. Pero no sabremos nada más, antes de primavera, de las fuerzas esotéricas que prevalecen en esta tormentosa e inquietante personal shopper.
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