Robert Pattinson, la estrella de la serie Crepúsculo, estrenará próximamente la película “Agua para elefantes”, donde pudo explotar una faceta totalmente diferente, y confiesa que el cambio lo hizo feliz.
“En Crepúsculo no puedo transpirar nunca, porque si sudo, con todo el maquillaje que tengo encima parezco un actor de kabuki. Por eso en Agua para elefantes disfruté mucho de no tener todo el tiempo encima a cinco maquilladores que vinieran a arreglar mi rostro cada cinco segundos para que quedara impecable”, señaló el actor británico acerca de la que habría sido la principal razón que lo llevó a aceptar la propuesta.
En la película, dirigida por Francis Lawrence, el joven encarna a un estudiante de veterinaria que días antes de aprobar su última materia sufre la trágica muerte de sus padres. Cuando descubre que la casa en la que vive está embargada y que no tiene herencia, decide abandonar todo y subirse al primer tren que pasa. Pero grande es su sorpresa cuando descubre que el tren pertenece a un circo, donde sus conocimientos serán de mucha utilidad.
Sin embargo, feliz y todo, Pattinson confesó que se siente agotado por tanto trabajo, que lo tuvo en constante actividad desde 2008, cuando se estrenó la primera Crepúsculo.
Al parecer, al chico de casi 25 años le cuesta acostumbrarse al constante asedio de sus admiradoras, que solamente quieren hablar de él, aunque reconoce que entiende que es un mal necesario y que le sirve para conseguir buenos papeles.
“Como quiero seguir trabajando, me he dado cuenta de que tengo que entender que la fama es parte de un todo. En realidad, no ha cambiado mi forma de vida, porque yo sigo trabajando sin solución de continuidad. Y tampoco puedo pensar demasiado porque he estado trabajando sin parar desde que se estrenó la primera entrega de Crepúsculo”, lanzó.
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