El 18 de noviembre llega a la gran pantalla Amanecer, la última entrega de la saga Crepúsculo. Su protagonista no muerde, pero habla alto y claro.
La protagonista de Crepúsculo se atreve con nuevos retos, como su futura encarnación: Blancanieves
Los que no conocen a Kristen Stewart la toman por tímida, incluso arisca, una pequeña diva tras el apoteósico éxito de la saga Crepúsculo, que ahora regresa a España. Nada más lejos de la opinión de quienes trabajan con ella. «¿Introvertida? Si siempre tengo que callarla», dice su amor en la pantalla y casi con toda seguridad fuera de ella, Robert Pattinson. «No conozco a nadie como ella, con las cosas tan claras», añade. Jodie Foster, que compartió créditos con la actriz en La habitación del pánico, coincide. «Dudo que yo fuera capaz de soportar como ella la presión que viven ahora los de su generación», apunta alguien que goza de toda la admiración de Stewart. A simple vista, la joven de 21 años solo tiene un defecto: no para de morderse las uñas mientras su cerebro se esfuerza en dar la respuesta más honesta. Una sinceridad que traspasa la pantalla y que, más allá de los libros de vampiros, le promete una larga vida como actriz tal y como también augura su próximo filme, Blancanieves y el cazador.
Tras interpretar a Bella Swan, uno de los personajes más populares del cine actual, ahora quiere convertir a Blancanieves en una nueva heroína. ¿Qué cree que tienen en común ambos personajes?
No todo el mundo es tan heroico. Todos tenemos nuestros fallos. Lo que las diferencia es que ambas son capaces de superar sus miedos. Tienen claro cuáles son sus virtudes y no dejan que sus temores las detengan. No conocen el egoísmo y sí, como los grandes héroes, son capaces de enfrentarse a cargas que nadie quiere afrontar.
¿Ve alguna de estas cualidades heroicas en sí misma?
Soy fiel a mis principios, lo cual parecerá ridículo en un contexto como este; pero, por ejemplo, soy incapaz de sentarme aquí y decirte algo que no siento.
Se agradece. En Twitter tampoco se calla usted nada…
Tengo cero interés en las redes sociales. Twitter está hecho para narcisistas. Comprendo que los fans tengan muchas preguntas que hacernos y contesto a lo que puedo, pero mi intimidad es lo primero: a nadie le interesa lo que hago a cada segundo.
Sin embargo, en este tiempo, desde Crepúsculo hasta ahora con Amanecer, su actitud ha cambiado mucho de cara al público.
Sigo siendo la misma Kristen, pero sí es cierto que me he abierto más. Con cada película soy más libre. Mira, por ejemplo, el tema de la alfombra roja: ¡ahora ya no me siento en una fiesta de disfraces! (ríe). Antes me parecía una situación surrealista y ahora pienso: «¿Y por qué no?».
¿Algún diseñador que le atraiga especialmente?
Me gusta variar, pero me quedo con Proenza Schouler. Son unos chicos geniales con los que mantengo una gran relación y que merecen que todo el mundo los conozca.
¿Qué lleva en el bolso la novia de un vampiro?
Las gafas de sol. Tengo que tener el sol bien controlado (ríe). Pierdo los móviles y me da igual, pero mis gafas son sagradas. Aún no puedo presentarme ante el público sin ellas. Es curioso cómo nos aferramos a lo más insignificante.
¿Le da pena que se haya acabado la saga?
No, ha sido una gran experiencia y el rodaje de estas dos últimas partes ha sido muy emotivo. En especial la boda. No es que me importen las bodas… pero el enlace de Bella y Edward lo vivimos como si fuera nuestra propia celebración.
¿Conserva algún recuerdo de este tiempo crepuscular?
Claro, este anillo, por ejemplo, uno de los que lleva Bella y que me hará tenerla a mi lado para siempre.
Eso mismo piensan sus seguidores, que Bella estará con ellos siempre. ¿Usted ha sido fan de alguien o algo con tanto fervor?
Nunca hasta tal extremo, pero soy una fanática de la lectura. Mi libro favorito es Al este del edén. También me gustó En el camino de Jack Kerouac.
¿Cuál fue el último?
Nunca me abandones de Kazuo Ishiguro. Vi primero la película y me encantó el papel de Carey Mulligan. Cuando se lo dije en persona, me aconsejó que leyera el libro y ha sido todo un acierto.
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